Como Cristo nos recibió Romanos 15:7-13 |
Versículo a memorizar: ““Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios.” Romanos 15:7
Introducción: Pablo enseñó que los creyentes fuertes deben sobrellevar las debilidades de los débiles y no buscar complacerse a sí mismos, siguiendo el ejemplo de Cristo que no vivió para agradarse, sino que cargó con nuestros pecados. La verdadera fortaleza se mide en cuánto estamos dispuestos a renunciar por amor, edificando a los demás en la fe. Cada acción debe buscar el bien espiritual del prójimo, no en caprichos, sino en lo que realmente lo fortalece en Cristo. Las Escrituras fueron dadas para nuestra enseñanza, paciencia, consolación y esperanza, recordándonos que en la Palabra encontramos dirección y fortaleza en medio de pruebas. Dios, fuente de paciencia y consuelo, concede a la iglesia un mismo sentir en Cristo, para que con un mismo corazón y una sola voz glorifiquemos al Padre. La meta final es vivir en unidad cristocéntrica, edificándonos mutuamente y exaltando juntos a Dios.
Desarrollo:
7 Por tanto, recibíos (acéptense) los unos a los otros, como también Cristo nos recibió (aceptó), para gloria de Dios.
Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió. La iglesia es llamada a reflejar el carácter de Cristo en la manera en que recibe a los demás. Cristo nos recibió no por mérito nuestro, sino por pura gracia, con el fin de glorificar al Padre. Del mismo modo, cuando nos recibimos con amor y paciencia, Dios es glorificado.
La palabra ‘recibíos’ viene del griego <proslambanō> (Strong 4355), que significa acoger, aceptar, recibir con ternura e intimidad. No es tolerar fríamente, sino acoger en comunión y amor, por lo que “como también Cristo nos recibió”, nos habla de que el estándar es Cristo mismo, quien nos acogió en gracia cuando éramos injustos, inútiles y no le buscábamos (Rom. 3:9-18), nos recibió cuando éramos débiles y pecadores como dice Romanos 5:6-11 6Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. 10Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. 11Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación, y en la mayoría éramos lo necio del mundo como dice 1 Corintios 1:26-31 26Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29a fin de que nadie se jacte en su presencia. 30Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; 31para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.
Para gloria de Dios. Este mandato se enmarca en el plan eterno de Dios: nos creó y nos salvó para mostrar sus atributos en nosotros y a través de nosotros.
Dios formó a su pueblo “para su gloria”. Cada creyente es diseñado para reflejar su grandeza como dice Isaías 43:6-7 6Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra, 7todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.
Fuimos sellados con el Espíritu Santo como garantía de nuestra herencia, “para alabanza de su gloria como dice Efesios 1:13-14 13En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
Dios preparó a los creyentes como “vasos de misericordia” para mostrar en ellos “las riquezas de su gloria como dice Romanos 9:22-23 22¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, 23y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria.
Aplicación práctica: En la iglesia no debemos elegir a quién amar o recibir, pues si Cristo me aceptó con mis defectos, debo acoger a mis hermanos con gracia; en la familia he de tratar a los míos con el mismo amor con que Cristo me recibió; y en medio de diferencias culturales y de opinión recordar que nuestra diversidad magnifica aún más la gloria de Dios, al mostrarse su poder unificador.
8 Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo (ministro) de la circuncisión (de los judíos) para mostrar la verdad (fidelidad) de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres (patriarcas),
9a y para que los gentiles (no judíos, naciones) glorifiquen a Dios por su misericordia,
Pablo ha exhortado a la unidad entre judíos y gentiles en la iglesia de Roma (15:1-7). Ahora fundamenta esa exhortación en la misión de Cristo: Él vino a servir al pueblo judío (circuncisión), pero con un propósito que trasciende: la salvación y glorificación de Dios entre todas las naciones.
Pablo nos menciona las tres razones por las que Cristo vino como siervo de la circuncisión:
· Para mostrar la verdad de Dios. Cristo vino a revelar la fidelidad de Dios a su Palabra y a su carácter. Todo lo que Dios prometió es verdadero y se cumple en Cristo como Jesús dijo en Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
· Para confirmar las promesas hechas a los padres. Las promesas dadas a Abraham, Isaac, Jacob y David encuentran cumplimiento en Jesús, como la que le hizo a Abraham en Génesis 12:3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Cristo es el descendiente prometido en el cual todas las familias de la tierra serían benditas; así como la promesa hecha a David en 2 Samuel 7:12-16 12Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13 edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. 14Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; 15pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. 16Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.
· Para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia. La salvación no se limita a Israel, sino que alcanza a las naciones. Los gentiles, que estaban fuera del pacto, son alcanzados por la misericordia de Dios y responden en adoración como muestra Efesios 2:12-13 12En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
9b como está escrito: Por tanto, yo te confesaré (alabaré) entre los gentiles (naciones), y cantaré a tu nombre.
Para mostrar en la Escritura que los gentiles siempre han estado en el plan de Dios, Pablo cita un salmo de David, rey de Israel, donde anticipa que el nombre de Dios será confesado entre las naciones: Salmo 18:49 Por tanto yo te confesaré entre las naciones, oh Jehová, y cantaré a tu nombre.
Cuando leemos “naciones” en el AT y “gentiles” en el NT estamos viendo la misma idea:
· La palabra ‘naciones’ en el AT es la palabra hebrea <gôyim> (Strong 1471), que significa nación, pueblo, etnia; y se usa para refiere a los pueblos no israelitas, es decir, los gentiles.
· La palabra ‘gentiles’ en el NT es la palabra griega <ethnos> (Strong 1484), que significa nación, pueblo, etnia, extranjeros; cuando se contrasta con Israel, <ethnos> significa "los gentiles", es decir, todos los pueblos no judíos.
El énfasis de Pablo al citar estos pasajes del AT es que todas las etnias fuera de Israel son llamadas a glorificar a Dios en Cristo. En otras palabras, toda la humanidad está incluida en el plan redentor.
10 Y otra vez dice: Alegraos, gentiles (naciones), con su pueblo.
Pablo ahora cita el Cántico de Moisés de Deuteronomio 32:43 Alabad, naciones, a su pueblo, porque él vengará la sangre de sus siervos, y tomará venganza de sus enemigos, y hará expiación por la tierra de su pueblo. Desde la Ley misma, Dios anunció que las naciones participarían en su plan redentor.
11 Y otra vez: Alabad al Señor todos los gentiles (naciones), y magnificadle (alabenle) todos los pueblos.
Para mostrar que la adoración a Dios no sería exclusiva de Israel, sino universal, Pablo cita un cántico del Gran Hallel (atribuido por la tradición judía a David): Salmo 117:1 Alabad a Jehová, naciones todas; pueblos todos, alabadle.
12 Y otra vez dice Isaías: Estará (brotará) la raíz de Isaí, y el que se levantará a regir (gobernar) los gentiles (las naciones); los gentiles (las naciones) esperarán (pondrán su esperanza) en él.
Finalmente, Pablo cita una profecía de Isaías acerca del Mesías de la casa de David (la raíz de Isaí, padre de David): Isaías 11:10 Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón (bandera) a los pueblos, será buscada por las gentes (gentiles <gôyim>); y su habitación será gloriosa. El Mesías descendiente de la casa de David sería levantado como bandera para los gentiles, y ellos pondrían su esperanza en Él.”
Conclusión: Cristo vino como siervo para mostrar la fidelidad de Dios, confirmar las promesas hechas a Israel y extender su misericordia a los gentiles, a fin de que todas las naciones glorifiquen a Dios en unidad. En la iglesia no hay lugar para divisiones étnicas, culturales o de trasfondo, porque todos hemos sido recibidos por el mismo Salvador.
13 Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Pablo en forma de oración, exhorta a judíos y a gentiles a creer a la Escritura, a fin de que el poder del Espíritu Santo, nos llene a todos de gozo y paz, mientras abunda en nosotros la esperanza en nuestro común Salvador (Rom. 5:1-2).
Y el Dios de esperanza. Pablo presenta a Dios como la fuente de la esperanza, ya que en Dios tenemos certeza en las promesas cumplidas en Cristo.
Os llene de todo gozo y paz en el creer. El creyente experimenta plenitud de gozo y paz al confiar (creer) en Dios. La fe es el canal por el cual recibimos esos frutos.
Para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo. El resultado es que la esperanza no solo exista, sino que abunde (sobreabunde), sostenida por el poder del Espíritu Santo.
Aplicación práctica final: Cristo vino como siervo para mostrar la fidelidad de Dios, confirmar las promesas hechas a Israel y extender su misericordia a los gentiles, con el fin de que todas las naciones glorifiquen a Dios en unidad. En la iglesia, "no hay lugar para divisiones étnicas, culturales o de trasfondo, porque todos hemos sido recibidos por el mismo Salvador." La unidad en Cristo, reflejando cómo Él nos recibió, es esencial para la gloria de Dios y la abundancia de esperanza, gozo y paz en los creyentes.
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