Procurad lo Bueno Romanos 12:17-21 |
Versículo para memorizar: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” Romanos 12:21
Introducción: Pablo enseñó cómo debe vivirse el amor verdadero entre los creyentes. Pablo exhorta a servir a Dios con esmero, evitando la pereza, y siendo fervientes en espíritu, es decir, con un corazón encendido por el amor de Cristo. Nuestro servicio no debe ser por apariencia, sino como siervos que buscan agradar a Dios.
El creyente debe alegrarse por la esperanza que tiene en Cristo, ser paciente en medio de la tribulación y constante en la oración, reconociendo que la vida cristiana es una mezcla de gozo por lo que viene y sufrimiento en el presente. También nos llamó a compartir con los necesitados, practicar la hospitalidad con generosidad, y ser sensibles a las cargas de otros.
Además, Pablo llamó a bendecir a quienes nos hacen daño, y a no devolver mal por mal. El amor se muestra al alegrarnos sinceramente con los que triunfan y al llorar con los que sufren. Esto exige humildad, empatía y madurez.
Finalmente, el llamado fue a vivir en armonía, sin orgullo, sin creernos más que otros, y relacionándonos con todos por igual. El amor cristiano se evidencia al preferirnos unos a otros, manteniendo así la unidad del cuerpo de Cristo.
Desarrollo:
V. 17. Evitar la venganza y buscar el bien
17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.
No paguéis a nadie mal por mal. Pablo sabe que la naturaleza caída del ser humano tiende a buscar represalias cuando somos maltratados, pero eso no mostraría amor, por eso nos advierte contra la venganza personal o la retribución negativa cuando somos ofendidos. También se lo dice Pablo a la iglesia de Tesalónica en 1 Tesalonicenses 5:15 Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros y para con todos.
La ley del “ojo por ojo y diente por diente” en el Antiguo Testamento (Éx, 21:24; Lv. 24:20) no era una invitación a la venganza personal, sino un principio judicial para limitar la retribución y evitar los abusos. El corazón humano, por naturaleza caída, tiende a excederse en el castigo: si alguien le quitó un ojo, querrá quitarle los dos o incluso la vida. Esta ley, entonces, tenía como propósito establecer justicia proporcional, impidiendo represalias excesivas. Se trataba de proteger a la sociedad del ciclo interminable de venganza. El castigo debía corresponder al daño causado, ni más ni menos, y debía ser aplicado por las autoridades, no por la víctima. Jesús, al referirse a esta ley en Mateo 5:38-39, no la contradice, sino que llama a sus discípulos a ir más allá de la justicia retributiva, respondiendo al mal con gracia, mostrando el carácter de Dios a través del perdón y la misericordia.
Procurad lo bueno delante de todos los hombres. La palabra ‘Procurad’ <pronoeō>, (Strong 4306), significa prever, anticiparse, cuidar de, planificar con esmero, por lo que implica un esfuerzo activo por hacer el bien, por hacer ‘lo bueno’, que se refiere a lo que es moralmente excelente, noble, bello a los ojos de Dios, y esto debemos hacer no solo con los hermanos de la Iglesia sino ‘delante de todos los hombres’, ya que de esa manera, nuestro testimonio de amor debe ser visible y coherente para los de fuera de la comunidad cristiana, y eso glorifica al Padre como dijo Jesús en Mateo 5:16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Hacer el bien, aun cuando nos hacen mal, no es debilidad; es imitar a Cristo, quien no devolvió mal por mal como dice 1 Pedro 2:23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente.
V. 18. Vivir en paz
18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad (vivan) en paz con todos los hombres.
Pablo reconoce que la paz no siempre depende de nosotros. Hay situaciones donde, por causa de la verdad o del evangelio, la paz externa puede ser imposible, como dijo Jesús en Mateo 10:34-36 34No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. 35Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; 36y los enemigos del hombre serán los de su casa, pero fuera de eso, la exhortación de Pablo implica hacer todo lo que esté en nuestras manos para buscar la paz; es decir, vivir en armonía, estar en buenos términos, no tener conflictos abiertos, pero sin comprometer la verdad, o la santidad como dice Hebreos 12:14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor, y puede ser que a pesar de nuestro esfuerzo, los otros rechacen la reconciliación, aun así, debemos seguir mostrando amor y orando por ellos, como dice Mateo 5:44b … orad por los que os ultrajan y os persiguen.
V. 19. Dejar la venganza a Dios
19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira (el castigo) de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
No os venguéis vosotros mismos, amados míos. La palabra ‘Venguéis’ <ekdikeō> (Strong 1556), significa tomar justicia por mano propia, vengarse, castigar al ofensor. Aquí Pablo prohíbe la venganza personal, sabiendo que es natural en el corazón humano caído, pero que es contraria
Sino dejad lugar a la ira de Dios. Significa entregar la justicia al Señor y permitirle a Él ejecutar su ira santa en el momento que Él quiera.
Porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. La palabra ‘venganza’ <ekdikēsis> (Strong 1557), es diferente a la anterior, aquí significa la justicia aplicada por Dios, no por el hombre.
Pablo cita Deuteronomio 32:35 Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo su pie resbalará, porque el día de su aflicción está cercano, y lo que les está preparado se apresura. La justicia le pertenece a Dios, ya que solo Él tiene el conocimiento perfecto y la autoridad para juzgar con rectitud como dice el Salmo 7:11a Dios es juez justo….
V. 20. Amor activo hacia el enemigo
20 Así que (Más bien), si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego (carbones encendidos) amontonarás sobre su cabeza (harás que le arda la cara de vergüenza).
Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber. El enemigo es aquel adversario que nos odia o actúa hostilmente contra nosotros. El Espíritu Santo, por medio de Pablo, nos manda mostrarle un amor activo y tangible, no solo de palabras, sino atendiendo sus necesidades básicas de forma práctica. La frase ‘dale de comer’ <psōmizō> (Strong 5595), significa literalmente “dar bocado a bocado”, lo que implica un cuidado personal y afectuoso hacia quien nos ha hecho daño.
Pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. La frase ‘ascuas de fuego’ <anthrax> (Strong G439), significa brasas encendidas; es tomada de Proverbios 25:21-22 21Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan; y si tuviere sed, dale de beber agua; 22 porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y Jehová te lo pagará, y citada por Pablo, no se refiere a una forma velada de venganza espiritual. Al contrario, tiene un propósito redentor y misericordioso.
Estas “ascuas de fuego” representan el poder del bien para confrontar la conciencia del pecador. Cuando respondemos al mal con actos concretos de amor, como dar de comer o de beber al enemigo, el resultado es una profunda vergüenza interior que puede llevar al arrepentimiento.
No se trata de que sean “quemados con la culpa”, sino conmovidos por la gracia. El fuego de estas ascuas no es destructor, sino purificador, y apunta a que el enemigo se quebrante al ver que no respondimos con odio, sino con compasión.
V. 21. La victoria del bien
21 No seas vencido (No te dejes vencer) de lo malo, sino vence con el bien el mal.
No seas vencido de lo malo. Pablo advierte que el mal puede dominarnos si actuamos conforme a nuestra naturaleza caída, manifestando lo que es destructivo o moralmente perverso. Esto ocurre cuando respondemos con odio, venganza o indiferencia, en lugar de hacerlo con el amor que proviene de Dios.
Sino vence con el bien el mal. La palabra ‘vence’ <nikaō> (Strong 3528), de la misma raíz que “Nike”, significa ganar la victoria, conquistar o superar. Al responder con el bien; es decir, lo que es intrínsecamente bueno y noble, reflejamos el carácter de Cristo y alcanzamos una victoria tanto moral como espiritual. Jesús nos dejó esa enseñanza en Mateo 5:38-42 38Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. 39Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; 40y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; 41y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. 42Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
Aplicación práctica: Aprender a vivir nuestra vida procurando lo bueno por causa de la justicia del evangelio. (1 Pe. 2:21-23)
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